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Notas

Por eso es buena idea que te acostumbres a hablar y acariciar el vientre de la futura mamá para sentir los movimientos del niño (desde la semana 20-24). Pero, además de palpar y hablar a un ombligo, ¿qué puedes hacer para involucrarte más?

Acompañar a tu pareja cuando vaya al tocoginecólogo e informarte junto a ella sobre todo lo nuevo que tenéis que aprender, en páginas fiables de internet, revistas y libros y hablando con personas expertas.
Ir al curso de preparto. Y si no es posible, hacer en casa ejercicios de gimnasia con la futura mamá y ensayar juntos las técnicas de relajación para el parto.
Adoptar una dieta más saludable, como ha hecho ella, dejar de fumar o fumar menos (y, por supuesto, no hacerlo jamás en su presencia).
Participar en la elección del nombre de vuestro hijo, aprendiendo así a dialogar y a alcanzar acuerdos.
Compartir ilusiones y temores con tu pareja, que sepa que no es la única que se emociona y se preocupa.
Empezar ya (si hasta ahora no lo hacías) a asumir más tareas en el hogar como cocinar, poner lavadoras... No esperes a que nazca el niño para colaborar en casa.
Asistir al parto. Por supuesto, si tu mujer lo desea y el equipo médico lo autoriza. Que el padre asista al parto influye positivamente en la creación del vínculo afectivo padre-hijo. Y ver nacer a tu bebé es algo asombroso.
¿Lo sabías? Se ha demostrado que los futuros papás que se involucran contribuyen a la buena marcha del embarazo: sus parejas tienen menos abortos espontáneos, menos complicaciones en el parto, menos depresiones en el embarazo y en el postparto y menos dificultades en la lactancia.

Además, entre sus hijos hay menos casos de prematuridad y bajo peso y ellos mismos viven mejor el “estrés de la paternidad” y sufren menos depresiones postparto (afectan al 7% de los padres recientes) porque llevan más tiempo adaptándose a su nuevo papel.

1-¿Cómo se crea el vínculo afectivo entre padre e hijo?

¿Cómo se crea el vínculo afectivo entre padre e hijo?

¿Vas a ser o has sido papá? ¡Enhorabuena, bienvenido al club! Si este es tu primer hijo, también para ti empieza una nueva vida.

Estarás emocionado y orgulloso, aunque también algo preocupado, porque sabes que tu papel es importante y quieres hacerlo bien. ¿Seré un buen padre, el que mi hijo se merece?, te preguntas, como buen primerizo. Y así ya estás empezando a serlo.

Acepta un consejo: lo mejor que puedes hacer es enamorarte cuanto antes de tu hijo. Y en este momento, cuando aún no ha nacido o acaba de nacer, el truco para conseguirlo es queriendo y protegiendo a la madre e implicándote desde el principio en los cuidados del bebé.

Por definición, un buen padre es una buena persona que asume una nueva responsabilidad.

Para ello necesitas dedicarle tiempo, mucho amor y estar dispuesto a aprender y a cambiar tu forma de ser y de pensar (aumentar la colaboración y la empatía, rebajar la competición y la agresividad, expresar sentimientos y emociones...).

Descubre el camino para lograrlo... ¡y ponte en marcha ya!

Fuente: www.crecerfeliz.es