Les abrazan y les cogen más, les acarician y consuelan más, interactúan más con ellos. Es obvio pero está bien que se demuestre con estudios como este: Maternal Time Use and Nurturing: Analysis of the Association Between Breastfeeding Practice and Time Spent Interacting with Baby donde observaron lo que hacían un total de 156 madres durante una semana entera con sus bebés de tres a nueve meses. Las que amamantaban pasaban bastante más tiempo con sus bebés, interactuando, sosteniendo, consolando, etc que las que no daban el pecho.
Ahí radican buena parte de los beneficios de la lactancia materna, además de la leche. Todas esas caricias, contacto, toda esa interacción PLACENTERA…va construyendo el cerebro de una manera bastante diferente a la que se da en la lactancia artificial. Ser criado así asegura un bienestar corporal profundo. Por eso es tan importante dar el biberón como si fuera el pecho. La lactancia es un cuerpo a cuerpo con la madre desde el nacimiento, un abrazo prolongado durante años, una intimidad amorosa…Una necesidad absoluta de todos los bebés. Por más que ahora muchos se empeñen en decir que no pasa nada por no tener esa madre y no experimentar el cuerpo a cuerpo con ella.
Fuente: iboneolza.wordpress.com